Rompete las alas paloma, es hora de nadar. La hora es ahora, ahora a nadar. Nada y nada, todo lo que tiene que nadar, la hora en que todo es nada, y nada es nadar.

Me apesta el paraje donde en infiernos artificiales será mi escondrijo predilecto, que realidad más pintoresca la que alardea de no vivir entre nosotros.
Tres metros bajo tierra yacen mis esperanzas después del insignificante punto final, sabotaje se llama a mis deseos de volver a mis cabales un día más.
Pedestal se le conoce al reino donde la impotencia sabe gobernar.
Acribilla al regocijo la democracia que llora en los ojos de otros. Tanto desperdicio la búsqueda de pupilas gustativas dice el buscador detrás de esta oración.
La velada más frívola se la dedico a las noticias malas que suelen bailar con los chicos más buenos.
Suelo decir que no hay gente mala, sino gente confundida con grados de responsabilidad. Que verdad tan irreal.
Por suerte, yo solo me creo lo que pienso por tan solo una víspera de pensativos momentos.

La soledad puede ser contagiosa, pero no eterna.
Tiene sus curas, pero mientras dure hay que disfrutarla.
Porque si no la disfrutamos, la sufrimos.
Si la sufrimos, sabiendo que la podemos disfrutar, somos unos idiotas.

A los que sufrieron una realidad sin cocinar
A los que sueñan con dos mundos mejores
A los que dejaron sus lágrimas ser corrompidas por la gravedad
A los ermitaños de varias lunas llenas, por preferencia
A los que ataron el momento a la fantasía cuando las saetas lo perseguían
A los más ignorantes llenando el crucigrama del amor
A los que no invitaron a pasar a tomar una tacita de café
A los del grupo de solistas
A los socios vitalicios de lo que pienso
A los que hallaron su nombre y patronímico en las nueve líneas anteriores.

No dejen que monopolizen el mercado de su ilusionado buscar
Olvídense de quien les puede romper el corazón,
absténganse a recordar a quien les pueda otorgar el suyo...