Soñé.

Soñé que te tenía para mi rendida entre las blancas sábanas del blanco cuarto: algo asustada, con deseos de estar allí, como haciéndote la dormida. Supe que era un sueño al despertarme y no verte

Tu castaño cabello y tu desnuda piel era lo único que resaltaban. Envuelta entre los pétalos inodoros podía respirar de ti, de tu sensual esencia, de tu aroma.

Me senté a tu lado para no perturbarte: no quiero que sientas miedo, no quiero que me odies. Y te mire; me acosté junto a ti.

No te bese y no me arrepiento. Te mire al rosto, al alma por horas.

Ahora si dormías y yo estaba allí para protegerte, darte calor por si las sabanas no son suficientes, para besarnos si era lo que querías. No puedo olvidar tu rostro, tus labios, tu pequeña nariz, tus ojos, tu rostro, tu rostro, tu rostro, tu rostro, tu rostro, tu rostro, tu rostro, tu rostro, tu rostro, tu rostro, tu rostro, tu rostro, tu rostro, tu rostro, tu rostro, tu rostro, tu rostro, tu rostro, tu rostro, tu rostro, tu rostro.

Sé que un día te tendré. No serás mía, yo te perteneceré.

Te besare y nos miraremos por horas, nada importara más que estar a tu lado: los regalos, los demás, el futuro. Solo faltas tú para ser felices.

Sé que te tendré. Estoy para darle equilibrio, alivio a tu vida.